lunes, 8 de febrero de 2016

Los po-ETAs con los titiriteros, ¡alehop!



No es necesario ser demasiado sagaz para comprender que la pancarta "Gora Alka-Eta" no "enaltece" el terrorismo, la vieja consigna ultramontana para lanzarse a encender las antorchas de la caza de brujas. Su objetivo es escenificar, de forma satírica (fijémonos en la burla "Alka-Eta"), esa tendencia inquisitorial, a través de precisamente, un montaje policial (podríamos glosar ampliamente esa experiencia). Resulta que los reaccionarios han mordido el anzuelo, aunque, evidentemente, hayan llevado las cosas demasiado lejos. Esperemos que, por el bien de esta farsa de democracia, pongan en libertad cuanto antes a los titiriteros, respeten la libertad de expresión, y dejen, por su bien, de avergonzarse a sí mismos, si es que alguna vez dejan de hacerlo.

+José Icaria 

Sobre la parte del cartel alusivo a ETA, Bosch considera que "la obra pretende ser un crítica de los montajes policiales contra los discrepantes políticos. Lo que se pretende es criticar mediante la burla. Forma parte de la libertad de expresión y no se justifica el terrorismo, como cuando vemos películas en las que aparece el terrorismo de ETA o Al Qaeda de manera periférica". 

El expolicía que juzga a los titiriteros

Ismael Moreno Chamarro, el magistrado más veterano de la Audiencia Nacional, fue inspector de Policía durante los estertores del franquismo. De marcado sesgo conservador, fuentes judiciales le definen como “uno de los preferidos de la Policía”.




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