martes, 22 de mayo de 2018

Poema para la Txivi



A cinco años del montaje policial que condujo a cinco personas, "los cinco de Sabadell", a diferentes prisiones de alta seguridad del estado, acusadas de "Organización terrorista anarquista", "Banda armada", "Adoctrinamiento" y otras tantas lindezas...



Poema para la Txivi

A la Txivi


Caminas sobre el filo
de la vida y la libertad,
sobre un viejo disco oxidado,
a 77 revoluciones por minuto:
cristales rotos crepitan bajo tus pasos
y la aguja deja un rastro
de sangre entre los surcos.


La música obsesiva de Robert Wyatt
te mece ahora, y flotas en el sueño,
en un cuadro de Magritte, o de Kandinsky,
y de nuevo, las fuerzas del lado oscuro truquen
de matinada, e irrumpen en el sueño:
¡¡¡POLICÍA, POLICÍA, POLICÍA!!!, gritan,
como gorilas mutantes: coreografía
de videojuego, las armas te apuntan con el láser.


Y la pesadilla se prolonga, mientras desciendes,
por túneles oscuros, en el sueño,
junto a José Carlos, Juan José, Yolanda y Xabier
(los llamados «Cinco de Sabadell»),
acusados de enaltecimiento del terrorismo
y pertenencia a banda armada, te dice,
el funcionario; le dice, a Joseph K, en el sueño.


Desciendes por túneles oscuros, sinuosas galerías
(súbitos, metálicos portazos,
la cadencia de la pálida luz,
el eco mortecino de los pasos),
y eres arrojada, en régimen FIES,
a un angosto calabozo de paredes
viscosas y palpitantes. Uno. Dos. Tres...
Ciento veintitrés días.


Y de nuevo, emerges a la vida,
con renovadas fuerzas, con renovada ilusión:
la Idea viaja roja por las venas, e ilumina,
en la negra oscuridad. Y ahora,
la Txivi es una antorcha, la Txivi es una bengala
que vibra, en el tejado de una okupa,
y en todos se derrama, con su luz...


Poema para la Txivi, La esperanza ha nacido muerta
@joseicaria




Hoy hace exactamente cinco años que una banda armada de policías irrumpían en nuestra casa a las seis de la madrugada, derribando la puerta y llenando nuestro hogar de gritos, confusión y terror. Sin explicarnos por qué hasta pasadas muchas horas nos tuvieron por separado a los cuatro que compartíamos casa y a una amiga que estaba casualmente de visita con la metralleta en la cabeza y de cara a la pared. Había también dos niñas gemelas de siete años, hijas de una de nosotros a las que no nos dejaron ni calmar ni ver, y que mantuvieron encerradas en su habitación con mossos que se iban turnando sin la presencia de ninguno de sus adultos de confianza. Lo derribaron todo, lo tiraron todo, nos tuvieron así esposados, medio en bolas por la brutalidad con la que nos sacaron de la cama, seis o siete horas, ya no recuerdo. 

Uno a uno nos fueron llevando por separado a diferentes comisarías de la zona, donde pasamos la noche y, finalmente, me quedó claro que nos acusaban de un delito de apología del terrorismo y de la violencia y de injurias a la corona. Os ahorro el periplo hasta que llegamos el 17 a la Audiencia Nacional, donde dormimos en sus infectos calabozos. Allí, los cargos iniciales OH SORPRESA se habían convertido en "Organización terrorista anarquista", "Banda armada", "Adoctrinamiento" y otras tantas lindezas, más, de forma intelectual o material, de todo lo que había ocurrido aquel pasado 2012, año movidito con Huelga General incluida.


La fiscalía pidió 42 años de cárcel para cada uno. El juez Pedraz firmó la orden de ingreso en prisión sin fianza. 


Lo siguiente, ingreso en Soto del Real, en régimen FIES y en celdas de aislamiento, desde donde, pasado el tiempo y de forma escalada, nos fueron llevando a diferentes cárceles de máxima seguridad. A mí me tocó Estremera.


Cuatro meses después nos tuvieron que soltar en provisional hasta dos años más tarde, cuando se archivó finalmente el caso por falta de evidencias y consistencia en el relato policial.

Pero el daño ya estaba hecho. Y no sólo para nosotros, ya habían puesto a prueba la etiqueta de terrorismo organizado al anarquismo siglo XXI, ya tenían todo preparado para iniciar la ofensiva y crear el pánico a la inseguridad que tan buenos resultados les ha dado siempre para tener carta blanca para legislar y poner en práctica sus malditas medidas excepcionales. Detrás fueron montando las operaciones Pandora y Piñata y la brutal ola de persecución ideológica que desencadenaron. Poco después aprobaban la Ley Mordaza.

¿Y nosotros somos los terroristas? 

¿Acaso hay mayor terrorismo que el monopolio de la violencia y la guerra sorda y cotidiana a la que nos someten?


Cinco años más tarde observo con rabia y tristeza que la situación no ha hecho más que empeorar.
Pero, como dice la canción de Habeas Corpus, nos quedan la rabia y los sueños.

Una miembro del caso de los 5 anarquistas de BCN - alasbarricadas.org



La esperanza ha nacido muerta 

La esperanza ha nacido muerta. El luctuoso título no pretende sumirnos en la desesperanza, constata simplemente su imposibilidad en un mundo basado en los actuales parámetros políticos y económicos. Por debajo de todos los fenómenos aparentes, sólo el avance imparable del neoliberalismo permanece como real y constante. 
   Los poemas de este libro confirman las sucesivas derrotas en los distintos frentes, pero también suponen un canto al inconformismo y la desobediencia, y, por último, celebran el triunfo de la invicta poesía: una flor extraña que vive ajena a la lógica del darwinismo social (y a las amigables tendencias, dentro de la propia poesía), un objeto sin objeto, como todo lo que de verdad importa, en un espacio cada vez más constreñido al pragmatismo. 
   La esperanza ha nacido muerta constituye, en primer lugar, una reflexión sobre este cul de sac al que nos ha conducido el neoliberalismo; y, en segundo lugar, una invitación a pensar las formas (no aparentes) posibles de escapar de él. 
Estos poemas –en palabras del propio José Icaria– suponen también un agradecimiento a todas las personas solidarias que han aparecido en el camino, y van de vuelta, en compensación por todo lo aprendido de ellas y de los diferentes colectivos." 

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